viernes, 14 de noviembre de 2008

Una vida se apaga lentamente por el cáncer

Hoy fui a visitar a mi primo, tiene cáncer terminal, no se sabe si mañana amanezca.

Tiene apenas 22 años, dos de ellos ha pasado en un ir y venir de la casa al hospital. Me consta que luchó hasta donde dieron sus fuerzas. Y justo cuando sus fuerzas se acabaron le dio metástasis. Todavía pienso que él se pudiera salvar si creyera que es posible.

El cáncer comenzó en su pierna derecha, seguramente por un resentimiento que mantuvo durante largo tiempo con su padre. En ese tiempo era una solución la amputación de la pierna, algo fatal en un jóven cuyo sueño era ser futbolista y que tenía talento y había comenzado a entrenar en un equipo profesional. Pero entre operación y operación, le lograron salvar la pierna, eliminando el cáncer, al menos temporalmente, aunque ya no quedó igual cuando le extrajeron el músculo.

Si los padres y familiares cercanos de un enfermo con cáncer se convencieran de que es posible su sanación, creo que cualquier paciente que padezca esta enfermedad se podría salvar. Pero desde que se supo lo que tenía, comenzó un sufrimiento general (con total razón) que poco a poco fue haciendo que el cáncer se riegue.

Una vez leí en un artículo que el cáncer se produce porque el cuerpo humano en una situación de tensión y resentimiento deja de producir defensas y comienza a producir células malignas en un lugar específico del cuerpo.

Entonces desde esta perspectiva el cáncer es curable (incurable significa curable desde adentro), depende de lograr identificar la causa por lo que el paciente pone esa enfermedad en su vida y luego liberar la tensión y el resentemiento y también de crear un entorno favorable para que este desarrollo positivo se pueda dar.

No sé qué sentir cuando veo a mi primo aparentemente bien, sabiendo que el día de mañana puede que no amanezca para él. Lo que me deja como enseñanza es que no importa si tienes cáncer o no, éste puede ser tu último día, vívelo al máximo, cada momento es un regalo único, como le dije alguna vez a mi primo, quien sabe y yo muero mañana y tú vives muchos años.

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